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sábado, 5 de enero de 2008

"Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria"

Símbolo Del Madero De La Cruz: ¿Maldición? ¿Idolatría?
El objeto material en sí no merece culto alguno. Empero, representando la muerte de Jesús en la cruz,
» Es símbolo de maldición.
Deuteronomio 21:22,23 Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero, no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.
» Es símbolo de la obra de Salvación de Cristo que murió por nuestros pecados.
Gálatas 3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)
¿Mas, qué es un símbolo?
Es una imagen cierta de una realidad suprasensible, por eso, inmaterial, intangible e incorpórea, que por naturaleza tiene cierta aptitud para ilustrarla y es inmediatamente comprensible dentro de una determinada comunidad (v.gr., el cetro como símbolo de soberanía). Cuando falta la comprensibilidad inmediata y la interpretación depende de complicados procesos de pensamiento, se trata más bien de una alegoría, ficticia e imaginaria que se opone a la fe.
La base de la simbolización es, de parte del hombre, la necesidad de ilustrar de alguna manera lo espiritual que, conforme a su carácter peculiar, sólo es concebible en el hombre de fe. Y la fe no requiere de símbolo alguno.
Hebreos 11:1 declara que “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
No cabe ninguna alegoría o representación figurada para conocer la certeza de lo espiritual.
Pablo enseña en: 1 Corintios 2:1-16
“Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”
En tal virtud, acomodemos lo espiritual a lo espiritual, desechemos aquellas cruces de palo que adornan las iglesias evangélicas, recordando la muerte y resurrección de nuestro Salvador Cristo Jesús. Y llevemos la cruz de Cristo como Jesús nos enseña en Mateo 16:24
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
La cruz de Jesús es una experiencia propia en el cristiano. Pablo dice: Gálatas 6:14 “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo”. Esa es la gloria que se tiene que mostrar en la Iglesia, que cada uno de nosotros crucifiquemos las cosas del mundo para servir a nuestro Dios.
Sea también nuestro el testimonio dicho en Gálatas 2:20 : “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Así sea, Amén.
Si la cruz la tomamos como una experiencia de vida estamos andando en fe. Pero, si la exhibimos como icono, emblema, símbolo o distintivo estamos haciendo idolatría, y no agradamos a Dios. Como se enseña en Hebreos 11:6 “...sin fe es imposible agradar a Dios;”
Hagamos la cruz nuestra experiencia de vida con Cristo Jesús, y no la llevemos como amuleto, o adornemos nuestra iglesia con el emblema, que eso no agrada a Dios. Amén.

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