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jueves, 3 de enero de 2008

“Yo Os Ruego, Que Os Abstengáis De Los Deseos Carnales Que Batallan Contra El Alma, Manteniendo Buena Vuestra Manera De Vivir" 1 Pedro 2:10-12

Los débiles en la fe
Romanos 14
Pablo explica la esencia verdadera de la fe manejando con gran destreza ilustraciones que enseñan sistemáticamente, que no se contienda con el hermano por costumbres o creencias, y menos, se menosprecie o se juzgue al otro. De esta manera inicia la tesis del obrar del hombre en el camino de su fe, sea ella, fuerte o débil.
Contra ella opone la antítesis de la autoridad del hombre para conocer por sus propios medios qué fe posee y cuál es la del otro que examina, ¿Tú quien eres, que juzgas al criado ajeno? Es un reproche a la autoridad del hombre.
La síntesis está claramente dicha: Que es el obrar del Señor por su Poder Soberano que le hace estar firme en la fe a cada persona. Cada uno esté plenamente convencido en su mente de la fe que Dios le entrega. Es la síntesis divina que se recibe de Dios que modela la fe del cristiano.
Pablo enseña encauzar el esquema racional del debate desde su inicio hacia la comunión con Dios; esa es la condición esencial a la cual desemboca todo razonamiento humano, la reflexión, la auténtica vía interior de comunión del hombre y Dios. El único camino del cristiano la síntesis que hace de sí, como hombre culpable y condenado, y su convicción de Dios que justifica y salva al hombre pecador. Ese grado de comunión es el que culmina en la fe inexpresable que le lleva a la obediencia plena de la autoridad de Dios en su vida plena.
Romanos 14:1,2 Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres.
Cuando Pablo dice: “recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones”, hace notar que el concepto que cada cual pueda tener sobre la verdad de sus razonamientos no sea discutido en la Iglesia. Estos juicios propios, no siempre son ciertos cuando el entendimiento no alcanza a comprenderlos; por eso Pablo los asocia a la fortaleza de fe y dice de manera alegórica que uno cree que se ha de comer de todo; otro, el que es débil, come legumbres.
“Haced todo para la gloria de Dios”:
Dice Pablo en 1 Corintios 10:23-33: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia. Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias? Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.
Gran lección que enseña Pablo, la libertad utilizada reflexivamente por el cristiano maduro; pero, sabiendo diferenciarla: “Qué Es Lo Que Corresponde Hacer Y Qué Es Estímulo En Su Camino De Fe”.
La libertad en el cristiano tiene límites: (1) No hacer cosas que no convienen, o que no edifiquen; (2) no buscar el propio bien, sino el del otro, y (3) no tener restricciones por motivos de conciencia.
Más bien, el hacer todo, con acción de gracias, para dar Gloria al Señor, porque de Él procede la libertad que se disfruta.
Hacer uso de libertad plena en armonía con la voluntad de Dios es honrar a Dios; y al mismo tiempo, demostrar buen testimonio de la fe que no está circunscrita al ejercicio de una moralidad o reglas religiosas; sino, es fruto de madurez en la vida del cristiano. La dependencia total de Dios, hace posible la libertad del hombre.
En este sentido, el hombre depende completamente de Dios. Mas al mismo tiempo, Dios omnipotente deja independientes y libres a los hombres de fe que saben usar de esa libertad.
El Omnipotente ha creado seres libres, y en su voluntad permisible admite el uso libre de ese atributo. Empero, es el hombre el que debe decidir cómo usar la libertad, y Pablo instruye que siendo todo lícito, se debe orientar la libertad hacia el crecimiento de su vida espiritual de tal modo de agradar a Dios con su acción. Dicho de otro modo, la independencia y libertad debe ser gobernada por el hombre con Temor y Temblor para ser llamado maduro en la fe.
Cuando Pablo dice en: Filipenses 2:12,13 ´...ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Nos enseña con toda claridad que nuestro querer y hacer es fruto de Dios. Hay una determinación inconcusa sobre la voluntad de Dios que gobierna la disposición del hombre de fe. No sucede así con el hombre que no conoce al Omnipotente, al cual Pablo llama hombre carnal.
Al hombre espiritual le instruye: “Se Ocupe De Su Salvación Con Temor Y Temblor”.
¿Quién es hombre carnal? y ¿Quién espiritual?
Nos responde: Gálatas 5:16-25 Las Obras De La Carne Y El Fruto Del Espíritu:
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”.
¿No es claro Pablo cuando dice?
» Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. El deseo del espíritu es hacer la voluntad de Dios y no usar el libre albedrío de manera discrecional o facultativa.
» Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Esta lección está particularmente dirigida a aquellas confesiones religiosas que buscan guardar la ley antes de vivir en el espíritu de Cristo Jesús y su ley del amor.
» Las leyes del Antiguo Testamento fueron sólo el ayo para los hebreos de esa época. Gálatas 3:24-26 “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;”
» Tenga en cuenta la sentencia de Dios: Romanos 2:12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; Gálatas 2:21” No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.” Gálatas 5:4 “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído”.
El Predestino De Dios En El Obrar Del Hombre Espiritual.
Romanos 14:6-8 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios, Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
El que respeta la soberanía de Dios y su fe se funda en la obediencia, subordina el uso de su libre albedrío a la volunta divina. Eso significa: Mantener siempre una relación íntima con Dios a través de la oración; escudriñar La Palabra De Dios, por la lectura de La Biblia. De este modo, en comunión íntima con Dios escuchará la voluntad de Dios para gobernar su vida diaria. Tenga en cuenta que: Romanos 10:17... la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
Pablo cuando habla sobre la fe se refiere a la “fe en Cristo Jesús” como Salvador Romanos 1:17”Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. Romanos 5:1, 2, 10,11 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.
Viva Usted Por Fe Para Agradar A Dios Y Ser Declaro Justo. Amén.

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