¡QUE DIFERENCIA!
Por: Félix Zavala Agapito
A menudo tomamos como ejemplo o nos comparamos con la iglesia primitiva de Cristo.
Que tan lejos está nuestro entendimiento de poder ver así nuestras iglesias locales.
Las escrituras registran que ellos pasaron muchas dificultades y obstáculos.
Los Hechos de los Apóstoles narran que los primeros discípulos sufrieron persecución.
Esteban el primer mártir (Hechos 7), juzgado y muerto debido a leyes que perseguían a los cristianos, por consejo de sabios que conformaban el Sanedrín, y otros mártires más que por la misma causa posteriormente se añadió.
Los obstáculos externos provenían del gobierno de la ley de aquella época.
Gracias a Dios que en la actualidad, en nuestra nación no los tenemos. La Constitución vigente del Perú, no obstante que expresa su preferencia por la iglesia católica, dice, que respeta otras confesiones y puede establecer formas de colaboración con ellas, (Art. 50º). Eso significa que se goza de libertad para ejercer la fe en Cristo Jesús sin prohibiciones.
Empero, hay otro tipo de agentes externos que irrumpen sobre las iglesias de Cristo y desean modernizarlas a los usos del consumismo, de la globalización, y del mercantilismo reinantes. De eso se hablará en otra oportunidad.
Por otro lado tenemos narrada en Hechos 6 la dificultad que pasó aquella iglesia primitiva; hubo murmuraciones de los griegos contra los judíos, debido a las injusticias en el trato a la comunidad de cristianos griegos. La causa: insensibilidades de trato de hermanos judíos contra los hermanos griegos. Empero, allí estaba el Espíritu Santo que se hizo real en la designación de diáconos que atendieran a las necesidades urgentes de la iglesia. Esos eran obstáculos internos.
¿Que diferencia lo primero de lo segundo?
Se sabe que las murmuraciones son pecados.
2 Corintios 12:20 “...cual no queréis; que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes”.
Hoy en nuestras congregaciones frecuentemente se murmura, más allá de cualquier circunstancia. Ese es el pecado que más se puede percibir.
Se perciben otros pecados: Los de omisión.
Santiago 4:17 “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”.
La omisión deja seguir las cosas como si no pasara nada irregular. Eso es pecado, y todo pecado es contra Dios.
El Señor nos dice “SED SANTOS PORQUE YO SOY SANTO”
1 Pedro 1:15-16 “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
La santidad no tolera el pecado.
Cualquiera que sea la circunstancia permitida por Dios se tiene que tomar decisiones como iglesia.
Primero, se debe tener una actitud de sumisión y obediencia a Dios por los hechos que estén pasando en la iglesia y también respecto a cada uno de nosotros.
Segundo, reconocer que somos un cuerpo y que debemos afrontar las circunstancias en unidad 1Corintios 10:17 “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”.
Tercero, pedir a Dios sabiduría para discernir: ¿A que se debe esa circunstancia por la cual se está pasando? ¿Será por “pecados”?, si fuera así, estos tienen que asumirse conforme a la disciplina de Dios.
(1Pedro1:6-9; 4:12) “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese”.
Hebreos 12:5-14 “y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.
Si fuera una prueba, y aún no es pecado; será ésta para la edificación de la iglesia, y todos con ella creceremos conforme a las riquezas aprendidas.
(1Pedro1:6-9;4:12)” En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese,”
Cuarto, unidos en fe, en oración y ayuno afrontaremos las circunstancias (Hechos 14:22-23) “confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.”
Queridos hermanos:
Seamos los ministros que nuestro Dios ha llamado para su obra.
Seamos los administradores dignos de ser usados en su obra.
Estemos siempre alertas en oración y ayuno.
Entonces: El Espíritu De Dios estará con nosotros hoy y siempre.
Amen
A menudo tomamos como ejemplo o nos comparamos con la iglesia primitiva de Cristo.
Que tan lejos está nuestro entendimiento de poder ver así nuestras iglesias locales.
Las escrituras registran que ellos pasaron muchas dificultades y obstáculos.
Los Hechos de los Apóstoles narran que los primeros discípulos sufrieron persecución.
Esteban el primer mártir (Hechos 7), juzgado y muerto debido a leyes que perseguían a los cristianos, por consejo de sabios que conformaban el Sanedrín, y otros mártires más que por la misma causa posteriormente se añadió.
Los obstáculos externos provenían del gobierno de la ley de aquella época.
Gracias a Dios que en la actualidad, en nuestra nación no los tenemos. La Constitución vigente del Perú, no obstante que expresa su preferencia por la iglesia católica, dice, que respeta otras confesiones y puede establecer formas de colaboración con ellas, (Art. 50º). Eso significa que se goza de libertad para ejercer la fe en Cristo Jesús sin prohibiciones.
Empero, hay otro tipo de agentes externos que irrumpen sobre las iglesias de Cristo y desean modernizarlas a los usos del consumismo, de la globalización, y del mercantilismo reinantes. De eso se hablará en otra oportunidad.
Por otro lado tenemos narrada en Hechos 6 la dificultad que pasó aquella iglesia primitiva; hubo murmuraciones de los griegos contra los judíos, debido a las injusticias en el trato a la comunidad de cristianos griegos. La causa: insensibilidades de trato de hermanos judíos contra los hermanos griegos. Empero, allí estaba el Espíritu Santo que se hizo real en la designación de diáconos que atendieran a las necesidades urgentes de la iglesia. Esos eran obstáculos internos.
¿Que diferencia lo primero de lo segundo?
Se sabe que las murmuraciones son pecados.
2 Corintios 12:20 “...cual no queréis; que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes”.
Hoy en nuestras congregaciones frecuentemente se murmura, más allá de cualquier circunstancia. Ese es el pecado que más se puede percibir.
Se perciben otros pecados: Los de omisión.
Santiago 4:17 “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”.
La omisión deja seguir las cosas como si no pasara nada irregular. Eso es pecado, y todo pecado es contra Dios.
El Señor nos dice “SED SANTOS PORQUE YO SOY SANTO”
1 Pedro 1:15-16 “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
La santidad no tolera el pecado.
Cualquiera que sea la circunstancia permitida por Dios se tiene que tomar decisiones como iglesia.
Primero, se debe tener una actitud de sumisión y obediencia a Dios por los hechos que estén pasando en la iglesia y también respecto a cada uno de nosotros.
Segundo, reconocer que somos un cuerpo y que debemos afrontar las circunstancias en unidad 1Corintios 10:17 “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”.
Tercero, pedir a Dios sabiduría para discernir: ¿A que se debe esa circunstancia por la cual se está pasando? ¿Será por “pecados”?, si fuera así, estos tienen que asumirse conforme a la disciplina de Dios.
(1Pedro1:6-9; 4:12) “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese”.
Hebreos 12:5-14 “y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.
Si fuera una prueba, y aún no es pecado; será ésta para la edificación de la iglesia, y todos con ella creceremos conforme a las riquezas aprendidas.
(1Pedro1:6-9;4:12)” En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese,”
Cuarto, unidos en fe, en oración y ayuno afrontaremos las circunstancias (Hechos 14:22-23) “confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.”
Queridos hermanos:
Seamos los ministros que nuestro Dios ha llamado para su obra.
Seamos los administradores dignos de ser usados en su obra.
Estemos siempre alertas en oración y ayuno.
Entonces: El Espíritu De Dios estará con nosotros hoy y siempre.
Amen
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